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Acabo de llegar de mi ultimo viaje en este verano y que decir... que no me canso nunca. Es la cuarta vez que voy al pueblo de mi novia (Olagüe, Navarra) y tengo que decir que estas tierras navarras no tienen nada que ver con el resto de España.


Ese color tan verde y a la vez tan intenso me impresiona de tal manera que me entran unas ganas tremendas de perderme en la espesura de sus montes. Ese silencio que te relaja de tal manera que te pierdes en tus pensamientos y descansas solo de escuchar, con paisajes tan impresionantes al atardecer como el de la foto de arriba (Olagüe al fondo).

Dentro de un tiempo escribiré una entrada en la que os mostraré la riqueza de estas tierras ya que me he inchado a hacer fotos en estas ultimas visitas y quiero compartir con vosotros todas las cosas que pude capturar con la cámara de fotos.


Por ahora os he dejado una par de fotillos, una en la que sale una casa del pueblo (arriba) y otra de un paisaje que me impresionó muchisimo ya que se puede apreciar que no hay ni un solo espacio entre árbol y árbol, un monte completamente lleno de arboles (abajo), y la de arriba del todo que también es mia.


Ya os enseñaré mas cosillas.

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